Seguimos en el gran festival Cinemajove y disfrutamos de la película "Halcón ciego" (Idem, Marino Darés, 2018), thriller con tintes de suspense muy bien dirigido, una fotografía perfecta y unas actuaciones muy potentes aunque sean amateurs. No podemos hablar igual del catàleg de curtmetratges valencians de este año. Dos magníficas obras y cuatro ideas pobres, sin sentido y difíciles de digerir...
Pero vamos por partes. La segunda película del valenciano Marino Darés cumple con creces y puede presumir de que sea un pequeña pero gran obra cinefila. Jugando con claroscuros, con unas actuaciones muy buenas (sobretodo la de Pep Sellés
y Héctor Juezas, quienes llevan todo el peso de la película). No se hace pesada en ningún momento y el poco diálogo que hay no afecta para nada en el desarrollo del film. El guión escrito por Marino Darés bebe muchísimo del cine sesentero y setentero donde todos los puntos álgidos como las acciones de los protagonistas funcionan a las mil maravillas. Puede que el desarrollo de los personajes sea algo pobre, pero la tensión como el suspense se vive desde el minuto uno hasta el final del film. Referente a la fotografía, el juego de luces como de los diversos planos que tiene son sus elementos de trabajo más importante. Forzando hasta más no poder la iluminación, crea en cada secuencia importantísimas variables cinematográficas. Un gran trabajo en la planificación de la cámara. Las actuaciones de Pep Sellés como de Héctor Juezas están incomesurables, gracias a ellos dos, el film sigue una estela creciente y potente. Maribel Bravo, la actriz que acompaña a los dos protagonistas, cumple con su cometido, pero la realidad que transmiten Héctor como Pep no es lo mismo. Estamos ante una pequeña obra valenciana que dará mucho que hablar en este año y, sobretodo, Marino, sigue así que triunfarás...
Tuvimos la oportunidad de disfrutar del catalogo valenciano de cortometrajes 2018, donde han triunfado tres historias de ficción, dos de animación y documental. Seis cortometrajes que dan la vuelta por toda España (y terreno internacional) con la importancia de obtener lo máximo en premios posibles y dar a conocer el cortometraje valenciano. Y hay que destacar que no son del todo maravillosos ni espectaculares ni algo entretenidos... El cortometraje "Rosenwolh"(Idem, Miguel Llorens, 2018), una fábula de amor en tiempos oscuros, es lo mejor de este catálogo, una historia preciosista con una excelente fotografía y una actuación muy bonita. Cierto es, que la voz en off echa hacía atrás... Acompañando a este cortometraje, vimos dos cortos de animación; titulados "Dry fly"(Idem, Rut Juan, 2018) y "Patchwork" (Idem, María Manero, 2018). Dos historias muy diferentes, pero muy entretenidas a las que le falta algo más de duración y acción. Pero aún así, dos grandes trabajos para la animación valenciana... "Nuestro amor" (Idem, Mario Fernández Alonso, 2018) como "Pesticidas" (Jaume Quiles, 2018) pecan de ser largos y tediosos. La primera narra la historia de una pareja mientras practican el exorcismo a su hija (una metáfora muy difícil de entender) y la segunda, una historia absurda sobre dos hombres que trabajan en el campo. Y por último, el documental "Los pasos" (Idem, José Andrés Sáiz, 2018), una historia sin sentido en el que disfrutamos del paseo de una procesión en un pueblo de Cuenca. Veinte minutos de gente paseando... De todas, ENHORABUENA a todos los cortometrajes seleccionados para el catálogo valenciano de cortometrajes. ¡¡VIVA EL CINE VALENCIANO!!
Pero vamos por partes. La segunda película del valenciano Marino Darés cumple con creces y puede presumir de que sea un pequeña pero gran obra cinefila. Jugando con claroscuros, con unas actuaciones muy buenas (sobretodo la de Pep Sellés y Héctor Juezas, quienes llevan todo el peso de la película). No se hace pesada en ningún momento y el poco diálogo que hay no afecta para nada en el desarrollo del film. El guión escrito por Marino Darés bebe muchísimo del cine sesentero y setentero donde todos los puntos álgidos como las acciones de los protagonistas funcionan a las mil maravillas. Puede que el desarrollo de los personajes sea algo pobre, pero la tensión como el suspense se vive desde el minuto uno hasta el final del film. Referente a la fotografía, el juego de luces como de los diversos planos que tiene son sus elementos de trabajo más importante. Forzando hasta más no poder la iluminación, crea en cada secuencia importantísimas variables cinematográficas. Un gran trabajo en la planificación de la cámara. Las actuaciones de Pep Sellés como de Héctor Juezas están incomesurables, gracias a ellos dos, el film sigue una estela creciente y potente. Maribel Bravo, la actriz que acompaña a los dos protagonistas, cumple con su cometido, pero la realidad que transmiten Héctor como Pep no es lo mismo. Estamos ante una pequeña obra valenciana que dará mucho que hablar en este año y, sobretodo, Marino, sigue así que triunfarás...
Tuvimos la oportunidad de disfrutar del catalogo valenciano de cortometrajes 2018, donde han triunfado tres historias de ficción, dos de animación y documental. Seis cortometrajes que dan la vuelta por toda España (y terreno internacional) con la importancia de obtener lo máximo en premios posibles y dar a conocer el cortometraje valenciano. Y hay que destacar que no son del todo maravillosos ni espectaculares ni algo entretenidos... El cortometraje "Rosenwolh"(Idem, Miguel Llorens, 2018), una fábula de amor en tiempos oscuros, es lo mejor de este catálogo, una historia preciosista con una excelente fotografía y una actuación muy bonita. Cierto es, que la voz en off echa hacía atrás... Acompañando a este cortometraje, vimos dos cortos de animación; titulados "Dry fly"(Idem, Rut Juan, 2018) y "Patchwork" (Idem, María Manero, 2018). Dos historias muy diferentes, pero muy entretenidas a las que le falta algo más de duración y acción. Pero aún así, dos grandes trabajos para la animación valenciana... "Nuestro amor" (Idem, Mario Fernández Alonso, 2018) como "Pesticidas" (Jaume Quiles, 2018) pecan de ser largos y tediosos. La primera narra la historia de una pareja mientras practican el exorcismo a su hija (una metáfora muy difícil de entender) y la segunda, una historia absurda sobre dos hombres que trabajan en el campo. Y por último, el documental "Los pasos" (Idem, José Andrés Sáiz, 2018), una historia sin sentido en el que disfrutamos del paseo de una procesión en un pueblo de Cuenca. Veinte minutos de gente paseando... De todas, ENHORABUENA a todos los cortometrajes seleccionados para el catálogo valenciano de cortometrajes. ¡¡VIVA EL CINE VALENCIANO!!
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